Tras las verdades de la Segunda Guerra Púnica

El proyecto Ilit-Auro, que opta al II Premio Nacional de Arqueología de la Fundación Palarq, investiga las batallas entre romanos y cartagineses de hace más de 2.200 años

Cuando la ciudad de Iliturgi sucumbió al asedio de las tropas de Escipión el Africano en el 206 a.C., no hubo compasión para esta población que había tratado de defenderse con ayuda de escasas tropas cartaginesas. Los romanos arrasaron por completo la ... localidad y aniquilaron a sus habitantes. «Masacraron a casi toda la población», recuerda el arqueólogo Juan Pedro Bellón Ruiz, director del Proyecto Ilit-Auro , que investiga los escenarios de la Segunda Guerra Púnica en el Alto Guadalquivir y en Italia, con la colaboración de la Universidad de Urbino.

Las fuentes dicen que sus moradores fueron masacrados, que mataron hasta a las mujeres y los niños, y las excavaciones en este enclave de Mengíbar (Jaén) lo están corroborando. Según explica Bellón Ruiz, los soldados romanos no solo quemaron las casas en venganza, sino que les obligaron a destruir su propia muralla, un símbolo identitario, antes de acabar con ellos. « Tenemos la evidencia de la destrucción del sitio . La población que se libró de aquello fue muy marginal. Allí no vemos más vida después », destaca.

En el mismo Mengíbar, los arqueólogos han descubierto un arco romano que Augusto mandó erigir en el 5 o 4 a.C. para indicar el límite entre las provincias de la Bética y la Tarraconense. Este arco, de unos 12 o 13 metros de altura y sobre el que luciría un conjunto de esculturas bañadas en oro, «era a la vez un monumento a la paz romana», según Bellón. En ese lugar en que Roma llevó a cabo un baño de sangre, quiso dar una imagen de paz de sí misma que pasara a la Historia. Muy distinta de la realidad que se vivió allí.

Ilustración hipotética de Iliturgi en época romana Proyecto Ilit-Auro

Con el propósito de conocer en lo posible qué hay de verdad en lo que cuentan las fuentes escritas sobre guerras de la Antigüedad, como las de la Segunda Guerra Púnica, hace varios años se puso en marcha el proyecto Ilit-Auro , que opta al II Premio Nacional de Arqueología y Paleontología de la Fundación Palarq . El nombre es un acrónimo, un juego de palabras que conecta los dos sitios principales que se han investigado con más profundidad: la ciudad ibérica de Iliturgi , destruida por el general romano Escipión, y la batalla del Metauro que tuvo lugar en Italia un año antes, en el 207 a.C., y en la que luchó el cartaginés Asdrúbar Barca , hermano de Aníbal.

Sin sesgos

«Conocemos las guerra de la Antigüedad a través de las fuentes escritas, de lo que nos transmiten autores griegos, romanos, etc -explica el director de Ilit-Auro- pero tenemos una visión muy sesgada de quién ganó, o de cómo ganó. La arqueología nos aproxima a evidencias o hechos que no se reflejan en dichas fuentes, como la violencia que se practica, las muertes, las transformaciones sociales o los cambios culturales que producen. La arqueología se desprende del sesgo de las fuentes escritas ».

Su interés se centró en las batallas que se libraron en la Segunda Guerra Púnica en el Alto Guadalquivir . ¿Por qué en este territorio se concentraron tantos enfrentamientos entre romanos y cartagineses?, se preguntaban. «En la zona de Cástulo de Linares había metales y minas y los ejércitos estarían interesados en controlarla. Además, era muy rica desde el punto de vista agrícola y ganadero y ellos debían abastecer continuamente a miles de soldados», relata este profesor de la Universidad de Jaén, subdirector de investigación del Instituto Universitario en Arqueología Ibérica .

¿Quedarían restos de batallas de hace 2.200 años que apenas duraron 10 días?, quisieron saber. Por medio de métodos de prospección en superficie y con una metodología que han desarrollado inspirándose en la aplicada en Estados Unidos en el estudio de la célebre batalla de Little Bighorn entre las tribus indias y el Séptimo de Caballería del general Custer, los arqueólogos han descubierto en Baecula (Santo Tomé) dónde estaban los ejércitos romanos y cartagineses, por dónde caminaron, dónde chocaron, dónde instalaron sus campamentos... «Hemos logrado reconstruir muy bien la batalla, pese a que se ha perdido muchísimo material y han pasado muchísimos años», valora el arqueólogo de la Universidad de Jaén .

Además de en Baecula y en Iliturgi, están empezando a trabajar en Cástulo , la ciudad más importante del Alto Guadalquivir, y en el oppidum de Puente Tablas . La metodología está cosechando frutos en España y quieren volver a Italia para aplicarla en el valle del Metauro , cuando la pandemia de Covid-19 se lo permita. Tras la batalla de Baecula en el 208 a.C., Escipión no logró detener a Asdrúbal en su retirada a Italia. «Queremos ver si las huellas, los materiales que nos estamos encontrando en Jaén son los mismos que pueda haber en el valle del Metauro», explica Bellón. La distancia temporal entre ambas batallas es muy corta, apenas un año, y los materiales que han encontrado hasta el momento en Baecula, muy peculiares. Esperar dar con alguno similar en Italia.

En el transcurso de sus investigaciones, han descubierto la evidencia más antigua del uso de artillería romana en asedio de la Península Ibérica, así como armas y monedas procedentes de Roma y elementos de la indumentaria de algunos soldados que son de prestigio .

Una guerra muy mediterránea

Al equipo de Ilit-Auro, formado por una docena de profesionales del Instituto de Arqueología Ibérica, le ha llamado la atención ver que « esa guerra era muy mediterránea , no como se muestra en las películas de Hollywood, donde los romanos van todos iguales, de una forma muy uniformada». Según indica Bellón, por los materiales encontrados se observa que había gente muy variopinta que vino de Sicilia, del norte de África, de Cerdeña, de Italia, de la Galia…

El objetivo de este grupo de expertos es llegar a conocer qué pasó en esos días de hace 2.200 años. «De alguna manera estamos armando un tipo de arqueología, que es arqueología del evento », dice.

Su trabajo está sacando a la luz restos de otros conflictos. En Italia, de la Segunda Guerra Mundial, y en el entorno de Mengíbar, de la Guerra de la Independencia. «Hay que investigar sobre los enfrentamientos porque no hemos parado de estar en guerra : en la Antigüedad, en época ibérica, época romana... no hemos parado de vivir en conflicto continuo y debemos conocer cómo afecta», sostiene Bellón. En su caso, qué impacto tuvo la Segunda Guerra Púnica en cada escenario. « No a todas las ciudades ibéricas les pasó lo mismo . Iliturgi fue destruida, pero Cástulo pactó con los romanos y no fue arrasada», añade.

Los componentes del equipo de Ilit-Auro

Gracias a la implicación activa del Ayuntamiento de Mengíbar, sus investigaciones sobre Iliturgi avanzan. En una semana comienzan una nueva campaña. Pretenden seguir excavando el foso defensivo que han encontrado delante de la muralla, un elemento extraño en las ciudades ibéricas, y continuar documentando tanto el asedio como lo que pasó después.

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