lapisabién
Qué noche
Alguien coló el ‘hit’ de Martes y Trece. España aún tiene esperanza
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Cena de Nochebuena, con el regusto de un ‘ongi etorri’ subvencionado por ahí arriba. Ni faisán, ni pavo aquí. Una televisión en un salón donde no entró el sol, y toda la soledad del día retestinada, en espera de que saliera el Rey y nos ... aclarara la cosa, como viene haciendo en los instantes más oscuros: desde aquel otoño catalán en que paró a las bestias de Tractoria. Y después de todo, un rayo de luz iluminó la estancia e iluminó mi salón del sótano, donde no pusimos ni el Nacimiento, ni las gambas, ni nada. Entró la luz, la luz de la Constitución, la metáfora de «la viga maestra» dándole poesía al discurso con el que Rufián y su quincalla moral aprenden, aunque sea a base de escupirlo, lo que sigue siendo un gran país a su pesar.
Yo seguí el Mensaje Real por casualidad, vagabundeaba con el mando y apareció Felipe VI, con unas canas circunspectas que son la Jefatura del Estado y el uniforme de los tres Ejércitos puestos al servicio de España. Fue Nochebuena en un día sin Dios y sin pastorcillas, a oscuras, en espera que en Madrid muriera un día en el que los escaparates cerraron mucho antes, sin aquellas multitudes de botarates con gorros de reno y pelos canos en salva sea la parte, como los CDR. Así eran las previas de Nochebuena hace ya mucho. Pero nos ha tocado este tiempo y, tras el mensaje, toqué la mesa vacía, unté una rebanada con margarina y pensé en lo que me calaba de lo dicho por el Rey: la empresa común como salvación.
Siempre son tiempos difíciles, y en Nochebuena, en los palacios y en las cabañas del Tenorio, está lo amargo de la existencia que sería más amargo sin Felipe VI. Sin esa continuidad que, aunque sea por estética, nos inmuniza contra Montero y sus axilas virales.
Después del discurso del Rey, la TV pública emitió algo que ya recuerdo vagamente: Chiquito de la Calzada y hasta aquel célebre ‘hit’, ‘Maricón de España’, de Martes y Trece, que algún realizador coló aprovechando la desconexión del españolito por las horas y el día. Eso, también, es guerra cultural. En RTVE. Donde más les duele. Regalo de Navidad.
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